Preguntas técnicas frecuentes sobre Evaluación de Riesgos Psicosociales

En este apartado se recogen una selección de las cuestiones en materia de prevención de riesgos laborales realizadas a este instituto con más frecuencia.

Cuanto mayor sea la tasa de respuesta, mejores serán las estimaciones que se hagan, es decir, se obtendrán unos resultados que serán más representativos y ajustados a la realidad psicosocial de la organización.

A este respecto el Instituto no fija unos valores mínimos sino que considera que es una decisión a valorar por las personas responsables de la evaluación.

Si, una vez aplicado el cuestionario, se detectase un elevado índice de no respuesta, sería preciso interpretar este hecho como un indicador en sí mismo y plantearse una serie de preguntas referidas a diversos aspectos:

La estrategia de información fue insuficiente.

  • Falló la estrategia de recogida de información: los momentos elegidos, los plazos dados, etc. no fueron los adecuados.
  • Las cautelas sobre el anonimato de la información no se consideraron suficientemente y se sembró así la duda y la desconfianza para participar.
  • El procedimiento / método / técnica / instrumento de recogida de información que se seleccionó está “quemado” en esa organización y no ha sido eficaz.
  • Existe elevada desmotivación para participar en aspectos preventivos (provocada, por ejemplo, por reiteradas negativas anteriores para implantar determinadas propuestas de actuación preventiva).
  • Actitudes hacia el estudio de los participantes, o hacia las personas que lo coordinan…
  • La desconfianza o miedo a posibles repercusiones.
  • Otros.

A veces, una escasa participación ya es un dato muy interesante a tener en cuenta y que hay que analizar exhaustivamente.

La respuesta a esta cuestión depende de la naturaleza de la no respuesta: si las unidades que no responden son completamente aleatorias, entonces se podría ignorar la no respuesta y utilizar a quienes contestan como muestra representativa de la población. Si quienes no contestan tienden a diferir de quienes sí lo hacen, entonces los sesgos de los resultados al usar sólo a quienes sí respondieron puede hacer que la encuesta pierda su valor.

Una utilidad del cálculo de la tasa de respuesta es la de comprobar si la no respuesta es aleatoria, es decir, si los trabajadores que no responden se concentran o no en un grupo de la población con unas características particulares.

Muchas referencias proporcionan consejos acerca de las cuotas para la aceptación de las tasas de respuesta, pero en general el establecimiento de tales criterios absolutos para establecer una tasa de respuesta aceptable es peligroso y ha llevado a muchos investigadores de encuestas a una complacencia infundada acerca de la ausencia de respuesta.

La mejor manera de enfrentar la ausencia de respuesta es prevenirla efectuando una adecuada presentación del estudio de riesgos psicosociales que se va a llevar a cabo, concienciando a los trabajadores de la importancia de contar con una alta participación, facilitando una información rigurosa sobre la preservación del anonimato y la confidencialidad en el tratamiento de los datos, etc.

Para realizar la evaluación inicial de los riesgos psicosociales se deben llevar a cabo determinados pasos, desde la recogida de información hasta la valoración del riesgo y la realización del informe de evaluación. Esta secuencia se integra en la gestión del riesgo psicosocial, en la que se distinguen varias fases. Tal como indica la Nota Técnica de Prevención 702: Análisis de los factores de riesgo.

Esta fase supone la identificación de los factores de riesgo ;existentes en la empresa (gracias a la información obtenida de la empresa, ya sea de carácter global, ya sea específica de cada departamento, obtenida gracias al análisis de indicadores, la aplicación de listas de chequeo o de control, el cruce de datos con vigilancia de la salud, etc.); la elección de la metodología y técnicas necesarias (que midan la exposición a factores psicosociales para los que exista evidencia científica razonable de que pueden afectar a la salud de las personas, que tenga en cuenta la población objeto de estudio y las posibles unidades de análisis a analizar de manera que no se realice únicamente una aplicación mecánica de dicho instrumento, que proporcione confianza sobre su resultado siendo un instrumento provisto de validez y fiabilidad, etc.); y por último, la ejecución del trabajo de campo conforme a una planificación previa (lo que supone, por ejemplo: una programación del lugar y tiempo de contestación a un cuestionario; y una planificación sobre cómo informar a los trabajadores en asuntos relativos a: la metodología seleccionada, la importancia de su participación, cómo se gestionarán los datos obtenidos atendiendo a la confidencialidad de los mismos, etc.).

La fase de evaluación de los factores de riesgo implica el análisis de los resultados obtenidos, una vez aplicadas la metodología y técnicas elegidas, es decir, una vez que el técnico de prevención de riesgos laborales analice las causas que los originan; contextualice los resultados en función de, por ejemplo, la actividad de la empresa y las características de los puestos; realice, por tanto, una valoración de los riesgos, de manera que se pueda concluir sobre la necesidad de evitarlos, reducirlos y/o controlarlos; y, por último, la realización del informe.

Las técnicas cualitativas son aplicables en empresas de cualquier tamaño durante el proceso de gestión de los riesgos psicosociales.

Se recomienda planificar su uso (estableciendo previamente los objetivos y un marco teórico de referencia para saber qué se busca y qué se va a hacer con los datos) ya que pueden proporcionar una gran riqueza de información cuyos resultados pueden ser “desbordantes”, complicando la evaluación psicosocial e impidiendo la operatividad de su tratamiento, por lo que es importante una cierta especialización en su aplicación y en la interpretación de los datos obtenidos.

En ocasiones, conviene tener en cuenta que las técnicas cualitativas de investigación pueden sustituir el uso de las técnicas cuantitativas, por ejemplo, en el caso de que la población de estudio sea muy pequeña o el nivel formativo de los encuestados no permita utilizar medios escritos o exista dificultad de acceder a ese colectivo mediante el uso de otras técnicas de recogida de datos (por ejemplo, porque realicen su trabajo en localizaciones remotas).

Estas técnicas no solo pueden usarse para la realización de la evaluación de los riesgos psicosociales sino también en las fases previas (para recopilar información gracias al análisis de indicadores) y en las fases posteriores a la aplicación de la metodología cuantitativa (una vez obtenidas las puntuaciones cuantitativas correspondientes) para: complementar la información conseguida, profundizar en las causas de la puntuación, conocer con mayor detalle algunos factores de riesgo psicosocial a los que están expuestos los trabajadores y planificar e implantar las medidas preventivas.

Algunas de las técnicas de recogida de datos cualitativas usadas más frecuentemente son: la entrevista estructurada o semiestructurada, la observación sistemática y los grupos de discusión, entre otras.