Riesgos ergonómicos y psicosociales en el colectivo de intérpretes de lengua de signos y guías-intérpretes - Año 2025

Este documento presenta un análisis de los principales riesgos ergonómicos y psicosociales a los que están expuestos el colectivo de ILS y guías-intérpretes, junto con una propuesta de medidas preventivas enfocadas a garantizar su seguridad y salud.

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La Ley 27/2007, de 23 de octubre, por la que se reconocen las lenguas de signos españolas y se regulan los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas, define persona intérprete de lengua de signos (ILS) como aquel profesional que interpreta y traduce la información de la lengua de signos a la lengua oral y escrita y viceversa, con el fin de asegurar la comunicación entre las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas, que sean usuarias de esta lengua, y su entorno social. También define guía-intérprete como aquel profesional que desempeña la función de intérprete y guía de la persona sordociega, realizando las adaptaciones necesarias, sirviéndole de nexo con el entorno y facilitando su participación en igualdad de condiciones. Ambas figuras se encuentran ligadas, de manera que se podría decir que la guía-interpretación es una especialización de la interpretación de lengua de signos enfocada al trabajo con el colectivo de personas sordociegas.

Es esta una ocupación que se dedica a prestar servicios humanos, donde el foco de atención habitualmente se pone en el servicio a realizar, siendo fundamental considerar las condiciones organizativas que permitan garantizar la seguridad y salud del colectivo (Woodcock y Fischer, 2008). Los resultados de las investigaciones destacan la necesidad de elaborar un documento que aborde de manera rigurosa los principales riesgos ergonómicos y psicosociales a los que están expuestos los integrantes del colectivo de ILS y guías-intérpretes, junto con las medidas preventivas aplicables. Esta herramienta es especialmente relevante, considerando que, según el Rochester Institute of Technology (2008), esta profesión se encuentra entre las que presentan mayores niveles de riesgos ergonómicos, lo que hace indispensable contar con recursos que permitan garantizar su seguridad y salud.

Reforzando lo anterior, son varios los estudios que han identificado importantes riesgos y factores de riesgo, sobre todo asociados a los trastornos musculoesqueléticos, que pueden aparecer derivados de los movimientos en los miembros superiores realizados durante su actividad, en manos, muñecas, antebrazos y brazos. Entre estos podemos hablar de movimientos repetitivos o carga postural (Jiménez-Arberas y Díez, 2022; Fischer et al., 2012; Woodcock y Fischer, 2008). No obstante, si bien es cierto que los principales estudios se centran en la parte ergonómica, no se debe perder de vista la trascendencia de los riesgos psicosociales generados, entre otros, por la carga mental, la especialización de la temática, las demandas emocionales que tienen lugar en un breve espacio de tiempo, las tensiones emocionales, etc. (Adigun, 2019; Schwenke, 2015).

Además, un aspecto clave en la prevención de riesgos laborales es que este colectivo, en ocasiones, presta sus servicios en lugares de trabajo proporcionados por el cliente. Esta situación puede incrementar la exposición a ciertos factores de riesgo, especialmente debido al desconocimiento previo del entorno laboral en el que desempeñarán su actividad. Cabe recordar la importancia de una adecuada coordinación de actividades empresariales, puesto que uno de los objetivos es dar a conocer los riesgos y las medidas preventivas requeridas relacionadas con el entorno desconocido para la persona intérprete.

Por lo tanto, resulta fundamental adoptar un enfoque integral que contemple tanto los riesgos ergonómicos como los psicosociales.

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