Preguntas técnicas frecuentes

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En este apartado se recogen una selección de las cuestiones en materia de prevención de riesgos laborales realizadas a este instituto con más frecuencia. Le recomendamos acceda a su contenido, por si su cuestión estuviera relacionada con alguna de ellas. Si no encuentra la cuestión entre ellas, remita su consulta a través del siguiente:

FORMULARIO DE CONSULTAS

La Ley 32/2006, de 18 de octubre, reguladora de la subcontratación en el sector de la construcción (en adelante, LSC) exige los siguientes requisitos a las empresas contratistas y subcontratistas:

Tienen que contar con una organización productiva propia y con unos medios materiales y personales, y utilizarlos en la ejecución de lo contratado. No se puede ser un mero intermediario.

La empresa que subcontrate parte de los trabajos deberá ejercer directamente las facultades de organización y dirección sobre el trabajo desarrollado por sus trabajadores en la obra. Tanto si el trabajo lo ejecuta una empresa subcontratista como si lo hace un trabajador autónomo, deben contar con autonomía organizativa.

Deben acreditar que cumplen los requisitos anteriormente mencionados mediante su inscripción en el Registro de empresas acreditadas (REA).

Además, es requisito obligatorio que las empresas que participen habitualmente en las obras de construcción como contratistas o subcontratistas cuenten con un 30 % de trabajadores con contrato indefinido o vinculación por tiempo indefinido sobre el total de la plantilla de la empresa.

El Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen disposiciones mínimas de seguridad y salud en obras de construcción define obra de construcción como “cualquier obra, pública o privada, en la que se efectúen trabajos de construcción o ingeniería civil cuya relación no exhaustiva figura en el anexo I”. En la Guía técnica para la evaluación y prevención de los riesgos relativos a las obras de construcción se recogen ejemplos de obras de construcción para cada uno de los trabajos previstos en el citado anexo I. No obstante, el que una actuación esté comprendida en el anexo I no sería, por sí misma, suficiente para ser considerada obra de construcción. Por ello, además de comprobar si dicha actividad se encuentra dentro del citado anexo, es recomendable analizar, en su conjunto, si se presentan las siguientes circunstancias, las cuales son propias de las obras de construcción

Los trabajos tienen un carácter temporal y el lugar de trabajo evoluciona de forma permanente en función del tiempo.

La empresa que ejecuta los trabajos está incluida en la sección F, apartados 41 a 43, de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (en adelante, CNAE), siempre que realice trabajos intrínsecamente asociados a actividades de edificación u obra civil.

Los trabajos se ejecutan con tecnologías propias de la industria de la construcción.

El coordinador SSP es el técnico competente designado por el promotor para coordinar las actuaciones orientadas a integrar la prevención de riesgos laborales durante la elaboración del proyecto de obra cuando en su redacción del mismo intervengan varios proyectistas.

El libro de incidencias es un instrumento para realizar el “control y seguimiento del plan de seguridad y salud”, es decir, la comprobación periódica del cumplimiento de las previsiones contenidas en el mismo.

Cualquier advertencia u observación cuyo objeto sea el adecuado cumplimiento de lo establecido en el citado plan de seguridad y salud debe quedar recogida en el libro de incidencias.

Promotor: Cualquier persona física o jurídica por cuenta de la cual se realice la obra.

Contratista: Persona física o jurídica que asume contractualmente ante el promotor, con medios humanos y materiales, propios o ajenos, el compromiso de ejecutar la totalidad o parte de la obra.

Se debe tener en cuenta que en determinadas situaciones un promotor desempeña simultáneamente el papel de contratista. Esta posibilidad se podría presentar en las siguientes circunstancias:

  • El promotor ejecuta directamente con trabajadores de su propia plantilla alguno o todos los trabajos que se realicen en la obra.
  • El promotor contrata directamente trabajadores autónomos para la realización de la obra o de determinados trabajos de la misma.
  • El promotor gestiona directamente la obra o determinadas partes o fases de la misma.

En el caso de que un cabeza de familia, como promotor, contrate la construcción o reparación de su vivienda con trabajadores autónomos, no tendrá la consideración de contratista.

En determinados casos, la normativa establece la presencia obligatoria de un recurso preventivo con objeto de supervisar que las tareas se realizan de la forma y en las condiciones de seguridad previstas. En estas situaciones, la empresa contratista designará un recurso preventivo, el cual deberá haber recibido una formación de nivel básico de prevención de riesgos laborales, cuya duración será de 60 horas cuando sea aplicable el Convenio General del Sector de la Construcción. El recurso preventivo también tendrá que contar con el conocimiento y experiencia suficiente en relación con los procedimientos de trabajo que deberá supervisar. Para más información, consulte el apéndice 1 de la Guía técnica para la evaluación y prevención de los riesgos relativos a las obras de construcción, del Instituto.

Se puede considerar que un empresario cumple con la obligación impuesta en materia formativa por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales cuando los trabajadores reciben estos tres tipos de formación:

Formación regulada por el convenio colectivo aplicable: los convenios colectivos sectoriales de ámbito estatal pueden establecer programas formativos y contenidos específicos para los trabajos de cada especialidad. En concreto, el Convenio General del Sector de la Construcción define en su articulado las características de la formación preventiva a impartir a los trabajadores que prestan sus servicios en las empresas incluidas en su ámbito de aplicación.

Formación sobre el uso de los equipos de trabajo: los trabajadores deben recibir una formación e información adecuadas sobre los riesgos derivados de la utilización de los equipos de trabajo (máquinas, herramientas, medios auxiliares, etc.), así como sobre las medidas de prevención y protección que hayan de adoptarse, sin perjuicio de las acreditaciones específicas que la normativa establece para el uso de determinados equipos (por ejemplo, grúa torre o grúa móvil autopropulsada).

Formación sobre los riesgos y medidas preventivas específicas de la obra: cada trabajador debe recibir una formación en función de las circunstancias especiales que puedan darse, derivadas de las características propias de la obra y los procedimientos de trabajo específicos que deben seguir. Igualmente, deben recibir la información del empresario referida tanto a los riesgos generales y particulares de cada obra, como a los específicos de su puesto de trabajo en la misma y a las medidas preventivas que deban adoptarse.

Para más información, consulte el apéndice 5 de la Guía Técnica para la evaluación y prevención de riesgos relativos a las obras de construcción, del Instituto.

En aplicación del estudio de seguridad y salud o, en su caso, del estudio básico, que forman parte del proyecto de la obra de construcción, cada contratista elaborará un PSS.

En el caso de obras sin proyecto, al no haber estudio de seguridad y salud o, en su caso, estudio básico (parte integrante del proyecto), no existe obligación de elaborar un PSS en los términos que establece el Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen disposiciones mínimas de seguridad y salud en obras de construcción. No obstante, en las obras sin proyecto cada contratista tendrá que gestionar las actividades preventivas de la obra y coordinar las actuaciones de las empresas subcontratistas y trabajadores autónomos con los que haya contratado, del mismo modo que se haría en una obra con proyecto. En consecuencia, parece lógico disponer de un documento, con el mismo objetivo que el mencionado PSS, que le permita planificar, organizar, coordinar y controlar las actuaciones y establecer procedimientos de trabajo conjuntos (en los que se haya integrado la prevención de riesgos laborales). Aunque la normativa de aplicación no determina un nombre específico para dicho documento, el INSST propone en las Directrices básicas para integración de la prevención riesgos laborales en obras de construcción la denominación de “documento de gestión preventiva de la obra”.

Para más información, consulte el punto 4. Planificación de los trabajos de estas directrices básicas.

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