Cuando se trata de actividades sin intención deliberada de utilizar agentes biológicos, el proceso de evaluación de riesgos es complejo ya que algunos de los puntos que se deben considerar quedarán bajo la forma de probabilidades. Es importante obtener la mayor información posible sobre la exposición, a fin de poder adoptar las medidas preventivas más adecuadas atendiendo a la actividad realizada. Con este objetivo es importante conocer la “cadena de infección”, que describe la secuencia de pasos en la transmisión de un agente biológico: proliferación, liberación al ambiente y contacto con el trabajador. Este conocimiento permitirá seleccionar e implantar las medidas preventivas adecuadas con el fin de impedir el contacto del agente biológico con el trabajador. Esta cadena de transmisión consta de varios eslabones o etapas:
- El reservorio. Es el medio físico (suelo, agua, otro ser vivo, etc.) donde un agente biológico encuentra las condiciones favorables para su desarrollo. Constituye el foco de contaminación.
- La exposición del trabajador al agente biológico. Viene caracterizada por la dispersión del agente biológico, es decir, por las posibles formas o soportes en los que el agente biológico puede pasar del reservorio al ambiente (por ejemplo: formación de bioaerosoles) o por el acceso del trabajador al mismo.
- El mecanismo de transmisión del agente biológico. Es el mecanismo por el que el agente biológico resulta infeccioso.
- La vía de entrada al organismo.
- El trabajador. La gravedad de las consecuencias tras la exposición dependerán de la patogenicidad del agente biológico, de la dosis y de la susceptibilidad individual del trabajador.
La evaluación de riesgos debe referirse a todas las categorías de agentes biológicos existentes; por ejemplo: cuando se ha detectado la presencia o posible presencia de agentes biológicos infecciosos clasificados en distintos grupos de riesgo; cuando los agentes biológicos presentes pueden ocasionar más de un tipo de efecto (infección, alergia o toxicidad); o cuando los agentes biológicos, aun perteneciendo al mismo grupo, tienen características diferenciales que pueden resultar en una selección y aplicación de medidas preventivas distintas.
La evaluación se efectuará teniendo en cuenta toda la información disponible y, en particular:
a) La naturaleza de los agentes biológicos a los que estén o puedan estar expuestos los trabajadores y el grupo a que pertenecen, de acuerdo con la tabla y criterios de clasificación contenidos en el anexo II. Si un agente no consta en la tabla, el empresario, previa consulta a los representantes de los trabajadores, deberá estimar su riesgo de infección, a efectos de asimilarlo provisionalmente a los incluidos en uno de los cuatro grupos previstos en el mismo. En caso de duda entre dos grupos deberá considerarse en el de peligrosidad superior.
b) Las recomendaciones de las autoridades sanitarias sobre la conveniencia de controlar el agente biológico a fin de proteger la salud de los trabajadores que estén o puedan estar expuestos a dicho agente en razón de su trabajo.
c) La información sobre las enfermedades susceptibles de ser contraídas por los trabajadores como resultado de su actividad profesional.
d) Los efectos potenciales, tanto alérgicos como tóxicos, que puedan derivarse de la actividad profesional de los trabajadores.
e) El conocimiento de una enfermedad que se haya detectado en un trabajador y que esté directamente ligada a su trabajo.
f) El riesgo adicional para aquellos trabajadores especialmente sensibles en función de sus características personales o estado biológico conocido, debido a circunstancias tales como patologías previas, medicación, trastornos inmunitarios, embarazo o lactancia
La prevención de los riesgos mediante actuaciones encaminadas a romper la cadena de infección será tanto más eficaz cuanto más arriba de la cadena se integre, es decir, será más eficaz la actuación sobre el foco origen de la contaminación que sobre el medio de propagación y está mejor que la actuación sobre el trabajador.
En el caso de la pesca, las medidas preventivas irán destinadas a evitar el contacto de los trabajadores con especies peligrosas capaces de producir heridas y cortes susceptibles de infectarse:
- Evitar introducir las manos en la pila de pescado, emplear rastro y palas.
- Inspeccionar las redes para estar seguros del tipo de pescado que se ingresa en cubierta.
- En los puestos de mayor riesgo como maquinillas y viradores, o en la manipulación de especies peligrosas mantener solo al personal más experimentado.
- Instruir acerca de las especies marinas potencialmente peligrosas.
- Cuando se utilicen herramientas como cuchillos afilados u hojas de corte circular, se emplearan guantes de cota de malla. Mecanizar los procesos.
- Sustituir los embalajes de madera por otros de plástico sin aristas.
- No desatender las pequeñas heridas producidas por espinas, dientes y aletas del pescado, lavarlas y desinfectarlas.
- Utilizar los equipos de protección personal adecuados (guantes que protejan hasta el codo, botas altas, gafas, casco…), evitando que estos generen condiciones de oclusión y exceso de humedad y calor.
En lo referente al riesgo de contraer enfermedades profesionales durante la pesca en caladeros de aguas tropicales, por medio de las picaduras de mosquitos, las medidas preventivas serían las siguientes:
- Vacunación en el caso de la fiebre amarilla
- Quimiprofilaxis en el caso de faenar en zonas endémicas de paludismo
- Tomar medidas para evitar la picadura de mosquitos ( uso de mosquiteras en las literas, ropa manga larga que no deje zonas expuestas y color claro, evitar ropa perfumada que pueda atraer a los mosquitos, uso de repelentes, evitar zonas de criaderos en cubierta, luz tenue en habilitación que evite atraer a los mosquitos